martes, 30 de agosto de 2011

Nunca se me ha dado bien escribir más de tres palabras juntas y tú bien debes saberlo, sabes perfectamente lo desastre que soy para explicarme e intentar expresar las cosas que llevo por dentro. Eres la persona más contraria a mi, somos dos polos totalmente opuestos y, en cambio, aquí estamos, unidas sin importar cada una de las mil diferencias. ¿Quién nos lo iba a decir? Tantos años en el mismo colegio y todo empezó el último pero más vale tarde que nunca, ¿no? Todo empezó por los pasillos, en las clases de latín y religión. Recuerdo que nos dio por hacernos cartas cada día, recuerdo las clases a tu lado. Todo comienzo es bueno pero el camino es duro pero ha merecido y creo que seguirá mereciendo la pena pasar cada obstáculo para mantener todo esto. Sabes de sobra que has sido una de las personas que ha estado a mi lado en los momentos que menos lo he merecido, has estado siempre. Ahora mismo miro a mi lado y veo una foto contigo, sí, del día que cumpliste tus diecisiete, jamás olvidaré lo feliz que te vi aquel día. Hemos pasado mil cosas juntas, tantos momentos malos como buenos, pero quizás si todo fuera bueno no sería lo mismo. Me ha encantado vivir la experiencia de mi último año en un colegio en el que llevaba desde los cuatro años, junto a ti, decir adiós a una etapa y decirle hola a otra, a tu lado. Parece que fue ayer cuando nos encontramos por la calle, perdidas, sin saber a donde ir y gracias a ello estoy día a día a tu lado compartiendo algo que para nosotras ha sido nuevo. Y que voy a decir de ese verano, ese verano que dio para tanto pero ahí estabas tú, confiando en mí, ayudándome, apoyándome. Las interminables charlas por teléfono han dado para mucho, han sido lo que me han tirado para adelante en muchas ocasiones. Tú me diste ese empujoncito que me hizo ser quien soy ahora mismo, esa persona que parecía que nunca iba a salir. Gracias por regalarme cada momento, de verdad. Cada noche de prins es especial, aunque alborotes mis cuadros y me quieras dejar sin manta y sin almohada. Cada sesión de películas con esas palomitas tan ricas y las olivitas que me obligas a comer. Cada al medio día después de salir del insti perdidas por el centro, andando por andar o simplemente sentadas hablando, tranquilamente. Cada llegada a altas horas de la madrugada o de mañana muy temprano después de noches interminables de fiesta. Cada conversación por teléfono que no son pocas ni cortas. Cada tarde de compras sin comprar, haciendo que me pruebe ropa y más ropa. Cada consejo. Cada risa. Cada lágrima. Cada beso. Cada abrazo. Cada palabra. Gracias hasta por tus enfados e insultos. Gracias por estar a mi lado cuidándome cuando no he sido capaz de cuidarme a mi misma. Gracias por cada perdón. Gracias por estar en mi vida, de verdad. No quiero que te olvides nunca de quién eres ni de porque eres tan especial para el mundo. Que si te hundes, te levantas y demuestras que nada ni nadie puede contigo. Sé que a veces esto es duro y difícil pero para eso estoy yo, para hacerte ver que hay cosas por las que merece la pena. Enséñale al mundo esa sonrisa preciosa que tienes cada día y nunca te olvides de que estoy aquí. Recuerda que nos quedan muchos años por delante y de momento un gran viaje por vivir juntas, que no te vas a librar de mí.  Te quiero muchísimo princesa. 


Claudia Malpica Sánchez, va por ti. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario